miércoles, 6 de febrero de 2019

ENERO Y STEPHEN KING: LA EXPEDICIÓN

Conste, antes que nada, que me leí los cuatro relatos antes de terminar enero.
De hecho, los devoré. No literal, pero sí literariamente (es más satisfactorio, y no es que haya hecho la prueba, pero tengo el superpoder de la imaginación. Si alguien quiere comer páginas de libro, adelante. Hace falta gente para que el premio Darwin tenga su intriga).

Empecemos con la historia detrás de la historia...

La antología Skeleton Crew fue publicada en un formato muy cómodo: dividido en cuatro libros. La idea del Castle Rock Club era leer el primero, llamado La Expedición. Nótese que el título está en castellano. La idea original era leerlo en castellano, PERO.

  • Yo no leo una novela escrita originalmente en inglés, a no ser que no quede más remedio o me pongan una pistola en la sien (lo segundo no ha ocurrido aún, lo primero sí, demasiadas veces). Resultado: lo compré en inglés.
  • Ni corta ni perezosa, y sabiendo de antemano que en febrero leeríamos buena parte del contenido de la antología Skeleton Crew (en total, casi todos los relatos comprendidos en la antología), decidí no comprar cuatro libros sino uno solo. Sí, es cierto que separar en cuatro un tocho de casi ochocientas páginas supone tener unas novelitas muy cómodas para transportar, pero yo tengo una espantosa tendencia a perder los libros si no tienen un cierto volumen (creo que se fugan con los calcetines que se pierden haciendo la colada). Resultado: compré el tocho de Skeleton Crew.


Así, me encontré con esta preciosidad en los brazos:


Esto es lo que comunmente se denomina "rompemuñecas"


Por razones absurdas (me di muchos golpes en la cabeza durante mi infancia) llegué a la errónea conclusión de los relatos que correspondían a La expedición eran The Raft, Survivor Type, Gramma y The Ballad of the Flexible Projectile.
Bueno, tres de cuatro. Papirotazo para mí por ser tan cazurra como para confundir The Raft (La Balsa) con The Jaunt (La Expedición). No pasa nada: me dio tiempo a leerme The Jaunt antes de terminar el mes.

(Ahora mismo estaréis pensando "y todavía no ha empezado a reseñar, la condenada". Lo siento. Tengo el mismo problema que Stephen King. No, no son las gafas de culo de vaso. No, tampoco me ha atropellado en ningún momento *corre a tocar madera* una furgoneta. Eso sí, no conozco el bloqueo del escritor, el miedo a la página en blanco, la sequía de la imaginación.)

Pero 

CENTRÉMONOS,

en los relatos...


GRAMMA ya lo había leído, es más, lo había leído varias veces.

Existe una adaptación cinematográfica bastante reciente llamada Mercy, así que, recordando vagamente el relato, vi la película. La película me encantó. Volví a leerme el relato, para comprobar hasta qué punto era fiel la película. Me chocó mucho: no se parecía apenas. Volví a ver la película: me pareció un zurullo. Me enfadé con el mundo, así en general.

Volví a leer el relato (esto ya sí fue en enero) y puedo afirmar que hoy, a día seis de febrero del años dos mil diecinueve, martes, opino lo mismo que dicha última vez: el relato me encanta, aunque quizás sea un pelín predecible (esto puede deberse al hecho de que, en fin, no me pilla de nuevas, pero aún así creo que es un poquito facilón. Hay muchas historias similares, y podría citaros un montón en un par de segundos, pero no sin estropearos tanto las películas como la historia.

La forma de narrarlo, eso sí, me encanta: es curiosísimo lo bien que SK habla a través de niños, mientras que, por ejemplo, cuando usa la voz de una mujer no queda del todo natural. Además, es un niño normal, no el clásico "niño excepcional salva el día" que tanto gusta como protagonista. Es un niño completamente normal en una historia pesadillesca, una familia con demasiados secretos, una abuela que no ha aceptado nunca la realidad porque sabe cómo evitarla. Y el precio que alguien es capaz de pagar por tener lo que desea. Nunca basta con el alma propia. A fin de cuentas, quien negocia determinadas cosas no tiene mucha alma con la que comprar nada.

En definitiva: le daría un 7/10.
Y pretendo volver a ver la película para hacer la correspondiente reseña, más una comparativa llena de spoilers. Tranquis, lo avisaré.
Quizás acabe subiendo la nota del relato.
La vida es cambio, a fin de cuentas.


SURVIVOR TYPE también lo había leído antes, pero cometí un errorcillo de nada... Creí que era un relato de Chuck Palahniuk.

No me matéis. Si habéis leído a Palahniuk (y deberíais) y, más aún, habéis leído Guts, comprenderéis mi error.

Este es, probablemente, el relato que menos me ha gustado de los cuatro. Puede que por lo antipático que es el protagonista, o tal vez porque me cuesta mirar a través de sus ojos... O el estilo narrativo, con esas risas patéticas, forzadas, no me convenza. Y tal vez esa era la idea, que disfrutásemos de un espectáculo grotesco en el que no nos da lástima lo que le ocurre a alguien. Es una teoría un poco espeluznante, porque... ¿hasta qué punto hemos disfrutado? ¿Pasaría lo mismo si nos dijeran que la historia se basa en hechos reales? ¿Y si saliese en las noticias?

Nos cuentan que un náufrago pasará por lo que sea preciso para sobrevivir, y pensamos en aquellos que se estrellaron yendo en avión y tuvieron que recurrir al canibalismo. Pienso en la historia que me contó una monitora de gimnasio: subieron una montaña, una de las chicas murió, el resto del viaje tuvieron que hacerlo cargando con el cadáver.

Esas cosas ocurren. Y esperamos que siempre le ocurran a otros.

Pero... ¿que le ocurran a otros, o que sigan ocurriendo?

¿Qué es lo que realmente queremos?

Al final, me figuro que lo que ha hecho SK es ponernos un espejo para que veamos qué aspecto tiene el monstruo que llevamos dentro.

La puntuación sería de un 6/10. Sí, sé que Gramma me gusta y le he dado un 7/10, pero muy raramente me veréis dar un 10/10. Esa nota está reservada para casos excepcionales.


THE BALLAD OF THE FLEXIBLE BULLET me supuso todo un viaje, y un viaje complicado y doloroso.

Yo nunca he sido editora, y mucho menos conozco el mundillo, en especial lo que puede ser el entorno que se describe. Como mucho puedo hablar desde mi limitado contacto como autora de un relato publicado en una antología. La distancia con lo que se nos describe es inmensa.

Naturalmente, SK sí conoce ese mundillo. Una persona que ha escrito desde la infancia y ha publicado desde joven de forma consistente ha tenido tiempo, experiencia y anécdotas suficientes para poder decir: y esto fue así porque a mí también me contaron la historia.

Y, sin embargo, algunas partes duelen, porque todos conocemos algún caso de alcoholismo y el miedo a perder la cabeza es universal. Yo tengo pesadillas con ello desde que era pequeñita, y al menos a mí no me ha quitado el miedo el simple hecho de que el tiempo haya pasado.

Devoré esta historia. Necesitaba saber qué ocurría en el párrafo siguiente, y en el siguiente, y en el siguiente. Y llegó el final y me quedé pensando: ¿y si el editor ha mentido? ¿Y si se ha inventado toda esa historia? No hay testigos que corroboren lo que ha contado.

En cierto modo, encontré tranquilidad en la creencia de que era todo una invención del editor.

La alternativa no supone solo creer que dentro del mundo que existe solo en una historia, solo en manchitas en una página, solo si la leo... eso es real. La alternativa sería aceptar que sí, puedes volverte loco; sí, puedes escribir una historia magnífica aún así, y sí, puedes estar loco y que existan cosas mágicas, no solo tu locura. Significa abrir la puerta que queremos tener cerrada, y que salga de todo por esa puerta, nos guste o no.

Significa que podemos creer que algo es cierto, que lo sea, y que además estemos locos, sin que una cosa anule la otra.

Y eso da todavía más miedo.

Just because you're paranoid doesn't mean they aren't after you...."

Y por eso le voy a dar un 7/10. No me atrevo a darle una nota mayor, igual que no me atrevo a releerlo ahora. Tal vez, seguro, más adelante. Pero eso es otra historia, y será contada en otra ocasión.


Ahora sí, vamos con la joya de la corona.

THE JAUNT es mi 9/10. No puedo darle una nota mayor, porque como ya he comentado hay muy pocas obras a las que les daría el 10. Creo que son todas de Ray Bradbury.
No, de hecho es posible que haya una de SK... pero ya hablaremos de ella si llega a aparecer.

Cuando apenas era una cosilla que medía cuatro palmos tuve la suerte de contar con muchísimas historias. Los libros no faltaban en mi casa. Eran, en su mayoría, los más adecuados para mi edad, naturalmente.

Pero os contaré un pequeño secreto... ¿Recordáis que escribí un relato llamado Atardecer Rojo, que logró colarse en la antología I Premio Ripley? Era la historia que cerraba el libro, y era de terror, indiscutiblemente.

La casa de la familia en ese relato existe. O, al menos, existió.

Durante unos ¿doce, trece años? fue la "casa en el campo" de mi familia. Después una vieja bruja, y es curioso que la tenga que mentar en esta entrada, la vendió, porque era suya.

Y yo me quedé sin veranos, sin inviernos, sin vacaciones.
Pero, sobre todo, me quedé sin aquellos libritos.

Había, a saber desde cuándo, unos libritos destinados a médicos. Tenían publicidad de productos medicinales y hoy en día seguro que estarán en alguna tienda de antigüedades.

O no. Probablemente las tirasen a la basura, como tantas cosas que nunca llegaron a ser mías.

En aquellos libritos había relatos. Muchos libros, muchos relatos. Poe, Bradbury, Asimov. Nombra uno: estaba ahí.

Así que yo crecí leyendo eso, y son las voces de mi infancia. Si tuviese un abuelo paterno, sería esa colección de libros, esa voz que hablaba de historias imposibles.

Nunca me he considerado fan de la ciencia ficción, pero... Bradbury. Y otros muchos, pero sobre todo él.
Lo más doloroso de su muerte no fue que nos dejase. Fue que no llegase a vernos poner un pie en Marte.

Y aquí enganchamos con el relato de Stephen King.

Una familia se prepara para mudarse a Marte. El padre ya ha ido muchas veces. Por trabajo. Es un viaje más para él.

En la ¿nave? en la que se prepara a los viajeros, que son muchos, hay de todo: algunos han hecho muchos viajes, para otros es la primera vez. Algunos sienten tanto miedo que no logran hacerlo, se marchan sin más. A otros hay que tranquilizarlos.

Pensad en un avión. Es exactamente lo mismo.

Con una pequeña diferencia.

Para distraer a sus hijos y a su esposa, el padre de familia les cuenta la historia de cómo fueron los inicios de esas expediciones. Cómo su inventor fue haciendo experimentos, cómo logró obtener al fin los resultados que buscaba, cómo se pudo popularizar semejante descubrimiento en un momento crucial para la humanidad, y las consecuencias que tuvo.

Pero procura dejar en la oscuridad ciertos detalles que no calmarían precisamente los nervios de los niños.

Sin embargo, hay algo que está claro, y que los lectores de SK ya aprendimos en The Langoliers: hay viajes que no se pueden realizar despiertos.

Y en este viaje es crucial estar dormido. Es sencillo: los asistentes del vuelo colocan mascarillas a cada viajero, que cae dormido.

Es la única forma.

Grité cuando llegué al final. Grité.
Grité como cualquiera que hubiese estado ahí.

Estoy segura de que, si Ray Bradbury llegó a leer este relato (y espero que fuera así), sonrió.

Y os dejo hasta la próxima entrada.
Voy a ponerme la mascarilla; esta noche también tengo que ir a Marte, hay mucho trabajo que hacer... Espero que me dé tiempo a tomarme un café con cierto escritor al que tengo el orgullo de llamar amigo.
Y ver si sonríe.

sábado, 19 de enero de 2019

¡EL GREMIO DE LA GENTE QUE LEE YA TIENE BLOG PROPIO!

Pues sí, puedo anunciar con gran orgullo que el blog en el que se seguirá la lectura (con retos y más cositas) de novelas de Mundodisco/Terry Pratchett ya existe:

Aquí habrá un logo bien bonito cualquier día de estos. 
O feo, si lo hago yo. Dibujar no es mi fuerte.

Como podréis apreciar, por ahora está en construcción... ¡pero lo importante, que es nacer, ya lo ha hecho!

Muy pronto (mañana. Cuando digo "pronto", es "no te va a dar tiempo a cantar Supercalifragilísticoespialidoso ni a ritmo punk"), habrá NOVEDADES.

Pongo novedades con mayúsculas para que lo diferenciéis de las Navidades, que a muchos aún nos quedan turrones por terminar. Además, aquí nadie va a recibir regalos... ¿o sí? *se aleja riendo de forma maligna y sin pagar la cuenta*